DIETAS MILAGRO, ¿ QUÉ ESPERAS DE ELLAS?
Empieza a hacer calor, sale el sol y los abrigos que usamos durante todo el invierno empiezan a sobrarnos, vamos al armario a buscar las chaquetas de entre tiempo y decidimos, “ya que estamos”, probarnos los pantalones que nos hemos comprado en las rebajas de Junio del año pasado. Sabemos que puede haber sorpresa, aunque “la esperanza nunca se pierde”.
Nos ponemos delante del espejo y bueno, bueno “sube de la rodilla”, ¡esto es un logro!, pasa por el muslo y me sube a la cintura, “vamos bien”, pero... en el momento de abrochar el botón empezamos a hacer memoria (NAVIDADES, LA BODA DE JUAN, LA CENA DE EMPRESA, LA COMIDA DE LA FAMILIA, LAS CERVEZAS DE DESPUÉS DE TRABAJAR, LA SEMANA SANTA Y EL CHURRASCO…. ) y como no, ese botón NO abrocha.
Llevamos un año con exceso, llevamos un año comiendo mal y no haciendo ejercicio, ni siquiera hemos ido caminado al trabajo, o probablemente ya no sea un año, sino más tiempo, ya que, nunca hemos hecho un esfuerzo por cuidar nuestra alimentación.
Y ahora, que nos hemos probado los pantalones del verano pasado, nos damos cuenta que ya no abrochan y nos damos cuenta que desde hace un tiempo cada nuevo verano pasa lo mismo.
Antes la decisión era: “bueno, no pasa nada son rebajas”, “los tiro y me compro otros” pero este año la decisión es distinta y nos ponemos manos a la obra:
“voy a dar el paso”, “voy a cuidarme”, “voy a comer mejor”, “venga, este año no cambio el pantalón cambio yo”.
Y salgo a la calle y miro que opciones tengo, que puedo hacer para bajar peso, quién me puede ayudar y guiar….
Y es, ese fervor en el que se encuentra las personas, con ganas de cambias, en el que se basan las dietas milagro, prometiendo metas fáciles, alcanzables sin esfuerzo, con famosos en sus carteles y con promesas muy jugosas.
Y tú, con ganas de que tu cremallera abroche en el menor tiempo posible y con un poco de dinero en al cartera, te apuntas a una de esas dietas milagro.
Si; bajas peso en poco tiempo, pero ¿de dónde?, ¿es grasa?, ¿es agua?, ¿es masa muscular?. Y si; también bajan los billetes de tu cartera, más bien se evaporan.
Y al cabo de dos meses con unos cuantos kilos menos; “no te creas que muchos más que si te dejases asesorar por un experto”.
Te has dado cuenta de que el dinero de tu cartera se ha evaporado con productos y pastillas, con promesas vacías, y que al cabo de dos meses con unos cuantos kilos menos, te sientas delante del plato y estas como cuando te probaste ese pantalón. AUNQUE esta vez lo tienes puesto pero; “nos sabes comer”, “no sabes enfocar tu ansiedad”, “no sabes como combinar los alimentos en un plato”.Con lo cual ,pasarás dos meses con esos pantalones y cuando en un año te los vuelvas a probar tendrás que volver a empezar.
“Aprende a comer”, “aprende a cuidarte”, déjate guiar por un Diplomado y graduado en Nutrición Humana y Dietética que te enseñe a comer, que te enseñe a leer las etiquetas, que te enseñe ha hacer un menú SALUDABE Y ADAPTADO A TU RUTINA, y que no te venda resultados asombrosos y jugosos.
Para mi el mejor paciente es aquel que aunque tarde un poco más en alcanzar un objetivo viable y asumible con su peso, se prueba ese pantalón, le abrocha el botón y el año siguiente me invita a una infusión y no me vuelve a pedir una cita en mi consulta, YA QUE, HA APRENDIDO A COMER Y A COGIDO EL RELEVO DE SU ALIMENTACIÓN.
“SOMOS LO QUE COMEMOS”
www.lrnutricion.com
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